Hojas. Ramas.
Arboles. A eso se reduce mi visión.
Algo o alguien me
ha secuestrado de la casa en llamas y me lleva con él; al menos, en
la dirección contraria.
Me revuelvo, pero
me tiene bien sujeta.
Al menos mi
angulo de visión a cambiado un poco. Nos movemos rápido, muy, muy
rápido. Nadie puede correr así.
¿Me ha
secuestrado un Espectro? ¿Pueden hacer eso? ¿Por qué me secuestra?
O vale, ya sé por que, Elegida.
A partir de ahora esa palabra está prohibida.
Pero
si es un espectro, ¿por qué me ha rescatado del otro espectro? Mi
vida hace tiempo que dejo de tener sentido, pero esto sobrepasa la
línea.
-Estate
quieta -me sobresalto, es la primera vez que mi
secuestrador/rescatador habla. Al menos eso me ha parecido entender,
por que ha sonado más bien como un silbido grave.
Me
muevo un poco, todo lo que me permite, hasta que puedo ver su rostro
de perfil.
Solo
que lo veo tan difuso que ni siquiera soy capaz de distinguir si se
trata del rostro de una mujer o el de un hombre. Pero puedo ver sus
ojos, tienen una forma extraña, quizá sea por que esta de perfil, o
por que veo todo como un borrón, pero juraría que son de un azul
raro, intenso y cristalinos, parecido al del hielo, quizás incluso
más, pero con un toque verdoso, y la pupila tan dilatada que parece
una rendija negra. Los ojos más raros que he visto nunca, pero no
dejan de ser hipnóticos. Los observo.
Y
los observo.
Hasta
que vuelvo a caer en los brazos del sueño .
Mi
madre va corriendo, conmigo en brazos. No se ha cambiado el vestido,
por lo que una mancha de sangre escarlata mancha su largo vestido
violeta que la hace tropezar casi constantemente.
A
veces se para, se gira y recita otra melodía, pero más corta.
Se
ve muy débil, como si la vida se le escapara a cada pestañeo, quizá
es así.
No
sé cuanto tiempo lleva corriendo, pero entonces se para bruscamente.
No
lo entiendo; no hay nada aquí, ¿qué ocurre?¿Es qué ya no tiene
fuerzas para continuar?
No,
no es eso. Se introduce rápidamente entre las fisura que forman dos
rocas.
La
grieta es tan pequeña y está tan cubierta de hojarasca que no me
extraña no haber reparado en ella.
-Jeff
-susurra- soy yo, soy Ayleen. Traigo a mi pequeña, tenéis que
salvarla.
Unos
ojos marrones aparecen, seguidos de una corta y espesa barba
anaranjada hasta llegar a completar el cuadro de una cara pequeña y
afilada.
-¿Ayleen?
Oh, realmente eres tú, ¡cuanto me alegro! -su sonrisa no queda bien
con su rostro.
Al
fijarse en el estado de mi madre la sonrisa desvanece.
-¿Qué
te ha ocurrido?
Mi
madre toma una bocanada de aire antes de hablar.
-Lo
que todos sabias que acabaría sucediendo, ¿no es cierto? -el rostro
de Jeff se contrae- Perdona, tío Jeff -¡¿Tío ?!- no quería
decir eso, sólo... Me estoy muriendo.
Él
cierra los ojos un momento.
-Lo
siento, Ayleen. Lo lamento...
-Lo
sé, pero no queda tiempo para eso. Sólo, por favor, protege a mi
bebe.
Me
deja en brazos de mi, supuesta mente, tío Jeff y se apoya en la
pared para no caer.
-Se
llama Saoirse, Saoirse Evans.
Los
ojos de Jeff bajan a mí.
-¡Padre!
-un niño bajo, con el cabello castaño corto y algo gordo aparece,
sofocado- ¡Se están acercando! ¡Hay que darse prisa!
Jeff
vuelve a mirar a mi madre y le susurra unas palabras en irlandés con
un acento extraño. Una bendición.
***************************
Mi
cabeza da vueltas.
Cuando
abro los ojos la luz hiere mis retinas. Los vuelvo a cerrar y
parpadeo varias veces, intentando habituarme. No tengo suerte.
Intento
moverme. Entonces caigo en algo y una pregunta me atenaza.
¿Dónde
estoy?
Fuerzo
mis ojos a ver, pero no lo consigo.
Maldita
sea.
Mi
cabeza retumba, parece que tengo una bomba apunto de de explotar
incrustada en el encéfalo.
Me
revuelvo de nuevo, grito sin emitir sonido. Vuelvo a abrir los ojos,
sin conseguir ver.
Estoy
agotada. Pero no puedo dormir. No debo
dormir, tengo que averiguar donde estoy, que está pasando.
El
agotamiento me arrastra.
Antes
de caer dormida escucho unas voces. Pero no consigo descifrar que
dicen.
Despierto
por enésima vez. No sé donde estoy, que es lo qué está pasando
ni cuanto tiempo ha pasado desde la ultima vez que vi a Rousse.
Rousse...
¿Estará
bien? ¿Estará conmigo ahora?
He
intentado varias veces saber donde estoy.
Éste
lugar no huele a desinfectante ni nada ligeramente parecido a un
hospital. Huele a madera y tierra mojada.
Los
murmullos que a veces escucho son demasiado débiles como para
distinguir una palabra.
Cada
vez que abro los ojos no veo nada, ni blanco, ni negro, ni formas
abstractas. Nada.
Eso
me aterra, pero no puedo dejar de pensar en Ro.
Necesito
saber que está bien.
Mis
suplicas no son escuchadas y una vez más me duermo sin tener
noticias de ella.
Mis
sueños no son sueños.
Cada
vez que me relajo un nuevo recuerdo viene a mí.
Algunos
son tan vividos que estoy segura que los dueños de los murmullos me
han oído llorar a gritos.
Pero
poco me importa.
En
mi mente he visto sacrificarse a mi abuelo.
Por
mi culpa.
He
visto a mi madre morir.
Por
mi culpa.
Como
mi padre lloraba desconcertado, sin saber el porqué.
Por
mi culpa.
Todo
por mí.
Por
mucho que dijera mamá, yo no soy la Elegida. No soy un alma pura. No
puedo serlo.
Soy
un monstruo. Llevo una bestia en mí, a la que no puedo controlar.
No
soy el milagro que todos esperaban.
Soy
la maldición que todos temen.
Quizá
después de todo sea mejor no saber nada de Ro, que se mantenga
lejos. No quiero hacerla daño a ella también, es lo único que me
queda.
Empiezo
a llorar.
Intento
desesperada, que las lagrimas se mantengan dentro, pero no soy
capaz. Estoy descontrolada.
Escucho
unos pasos.
Se
acabo.
-¡Matad
me! ¡Matad me de una maldita vez!
Los
pasos se detienen para reanudar la marcha. Parecen dubitativos.
Por
fin, siento que alguien se acerca.
Pronto
todo habrá terminado.
La
voz de mi madre suena en mi mente <<No puedes morir, hasta el
día de la elección>>. Pero no importan, por que no es cierto.
Yo no soy la Elegida. No hay ninguna elegida.
Sólo
quiero que esto termina ya, por favor.
Siento
una presencia junto a mí.
¿Y
si es Rousse? No por favor, no quiero lastimar la.
-No
llores -es una voz masculina. No es Rousse, el alivio y la decepción
me atontan-. No llores, no vamos a herirte.
Mi
nivel de histeria aumenta.
-¿Y
qué hago aquí... dónde quiera que este? Mira, no me importa. Sólo
-dudo, ¿y si no lo sabe? Seria ponerla en el punto de mira- no
hagáis daño a nadie, por favor. Acabad con esto de una vez, matad
me o lo que sea. Terminar.
-No
vamos a matarte, queremos ayudarte. Es nuestro deber; proteger a la
Ele...
Elegida.
-¡Yo
no soy vuestra elegida! ¡¿Estáis todos locos o qué?! ¡Yo soy un
monstruo! Y estoy cansada de ser lo. No quiero a nadie, por favor.
-Claro
que eres la Elegida. Que estés lo demuestra aquí. Entiendo que todo
te tiene que resulta muy duro. Pero no estás sola.
Estoy
completamente sola.
Pero
estoy demasiado agotada y no quiero seguir discutiendo. Si él no
quiere acabar con esto lo haré yo, en cuanto me encuentre algo
mejor.
Finjo
dormir hasta que siento que se aleja.
Suspiro.
Empiezo
a cantar entre susurros, la música siempre ha sido mi salvoconducto,
mi cura, mi refugio.
Río
al darme de la canción que canto, “Monster” de Imagine Dragons,
supongo que es apropiada.
********************
Despierto
al sentir unos brazos mecerme.
Suelto
un inteligible “¿Qué?” y escucho un suspiro antes de recordar
todo. Retrocedo al lado contrario de la fuente del sonido.
-Tranquila,
tranquila. Soy yo -es la misma voz de antes-, anda es verdad, no
sabes mi nombre... Me llamo Jack.
-¿Y
qué me importa?
-Pues...
-¿Vas
a matarme ya?
-No
-su voz suena dura, está enfadado-. Supera lo de una maldita vez.
Eres la Elegida. Te vas enfrentar con muchos Espectros antes del Día
de la Elección. No eres un monstruo, no voy a herirte, nadie de por
aquí lo hará, jamas. Queremos protegerte, y más te vale que
confíes. -coge aire- Mira, supongo que es muy duro. Lo mio no es ni
la mitad y cuando me entere... Me encerré un mes entero y estuve
llorando todas las noches. Supongo que es verdad lo que dicen; los
li... -carraspea- somos unos inmaduros -puedo sentir su risa-. Te
traje algo de comida, llevas días aquí tumbada, debes de estar
hambrienta.
Mi
estomago parece despertar de su letargo al captar un olor dulzón.
Me
digo a mi misma que no estoy alargando nada, sólo estoy cogiendo
fuerzas para acabar con esto bien.
Carraspeo.
-Muchas
gracias... Yo soy Saoirse -no hay razón para ser descortés
vuelvo
a sentir su risa cerca de mí.
-Encantado,
Saoirse. Nunca pensé que la Elegida pudiera ser tan guapa.
No
estoy para halagos mismo. Pero intento sonreír.
-Bueno,
¿Jack? ¿Puedes encender la luz o velas o lo que sea haya donde
quiera que estemos para que al menos pueda ver la comida?
Él
enmudece.
-¿Qué?
¿Tengo que comer a oscuras?
-No...
No es eso... es... todas las luces están encendidas, y aun se puede
ver el sol.
-¿Qué
dices? Yo no veo nada.
Él
enmudece de nuevo.
-Serch, mírame por favor -me pide. Obedezco.
Puedo
sentir como su cuerpo se paraliza frente al mio.
-Serch...
Genial.
Ahora
estoy ciega.