lunes, 6 de octubre de 2014

Capitulo Trece

Hojas. Ramas. Arboles. A eso se reduce mi visión.
Algo o alguien me ha secuestrado de la casa en llamas y me lleva con él; al menos, en la dirección contraria.
Me revuelvo, pero me tiene bien sujeta.
Al menos mi angulo de visión a cambiado un poco. Nos movemos rápido, muy, muy rápido. Nadie puede correr así.
¿Me ha secuestrado un Espectro? ¿Pueden hacer eso? ¿Por qué me secuestra? O vale, ya sé por que, Elegida. A partir de ahora esa palabra está prohibida.
Pero si es un espectro, ¿por qué me ha rescatado del otro espectro? Mi vida hace tiempo que dejo de tener sentido, pero esto sobrepasa la línea.
-Estate quieta -me sobresalto, es la primera vez que mi secuestrador/rescatador habla. Al menos eso me ha parecido entender, por que ha sonado más bien como un silbido grave.
Me muevo un poco, todo lo que me permite, hasta que puedo ver su rostro de perfil.
Solo que lo veo tan difuso que ni siquiera soy capaz de distinguir si se trata del rostro de una mujer o el de un hombre. Pero puedo ver sus ojos, tienen una forma extraña, quizá sea por que esta de perfil, o por que veo todo como un borrón, pero juraría que son de un azul raro, intenso y cristalinos, parecido al del hielo, quizás incluso más, pero con un toque verdoso, y la pupila tan dilatada que parece una rendija negra. Los ojos más raros que he visto nunca, pero no dejan de ser hipnóticos. Los observo.


Y los observo.
Hasta que vuelvo a caer en los brazos del sueño .
Mi madre va corriendo, conmigo en brazos. No se ha cambiado el vestido, por lo que una mancha de sangre escarlata mancha su largo vestido violeta que la hace tropezar casi constantemente.
A veces se para, se gira y recita otra melodía, pero más corta.
Se ve muy débil, como si la vida se le escapara a cada pestañeo, quizá es así.
No sé cuanto tiempo lleva corriendo, pero entonces se para bruscamente.
No lo entiendo; no hay nada aquí, ¿qué ocurre?¿Es qué ya no tiene fuerzas para continuar?
No, no es eso. Se introduce rápidamente entre las fisura que forman dos rocas.
La grieta es tan pequeña y está tan cubierta de hojarasca que no me extraña no haber reparado en ella.
-Jeff -susurra- soy yo, soy Ayleen. Traigo a mi pequeña, tenéis que salvarla.
Unos ojos marrones aparecen, seguidos de una corta y espesa barba anaranjada hasta llegar a completar el cuadro de una cara pequeña y afilada.
-¿Ayleen? Oh, realmente eres tú, ¡cuanto me alegro! -su sonrisa no queda bien con su rostro.
Al fijarse en el estado de mi madre la sonrisa desvanece.
-¿Qué te ha ocurrido?
Mi madre toma una bocanada de aire antes de hablar.
-Lo que todos sabias que acabaría sucediendo, ¿no es cierto? -el rostro de Jeff se contrae- Perdona, tío Jeff -¡¿Tío ?!- no quería decir eso, sólo... Me estoy muriendo.
Él cierra los ojos un momento.
-Lo siento, Ayleen. Lo lamento...
-Lo sé, pero no queda tiempo para eso. Sólo, por favor, protege a mi bebe.
Me deja en brazos de mi, supuesta mente, tío Jeff y se apoya en la pared para no caer.
-Se llama Saoirse, Saoirse Evans.
Los ojos de Jeff bajan a mí.
-¡Padre! -un niño bajo, con el cabello castaño corto y algo gordo aparece, sofocado- ¡Se están acercando! ¡Hay que darse prisa!
Jeff vuelve a mirar a mi madre y le susurra unas palabras en irlandés con un acento extraño. Una bendición.


***************************

Mi cabeza da vueltas.
Cuando abro los ojos la luz hiere mis retinas. Los vuelvo a cerrar y parpadeo varias veces, intentando habituarme. No tengo suerte.
Intento moverme. Entonces caigo en algo y una pregunta me atenaza.
¿Dónde estoy?
Fuerzo mis ojos a ver, pero no lo consigo.
Maldita sea.
Mi cabeza retumba, parece que tengo una bomba apunto de de explotar incrustada en el encéfalo.
Me revuelvo de nuevo, grito sin emitir sonido. Vuelvo a abrir los ojos, sin conseguir ver.
Estoy agotada. Pero no puedo dormir. No debo dormir, tengo que averiguar donde estoy, que está pasando.
El agotamiento me arrastra.
Antes de caer dormida escucho unas voces. Pero no consigo descifrar que dicen.


Despierto por enésima vez. No sé donde estoy, que es lo qué está pasando ni cuanto tiempo ha pasado desde la ultima vez que vi a Rousse.
Rousse...
¿Estará bien? ¿Estará conmigo ahora?
He intentado varias veces saber donde estoy.
Éste lugar no huele a desinfectante ni nada ligeramente parecido a un hospital. Huele a madera y tierra mojada.
Los murmullos que a veces escucho son demasiado débiles como para distinguir una palabra.
Cada vez que abro los ojos no veo nada, ni blanco, ni negro, ni formas abstractas. Nada.
Eso me aterra, pero no puedo dejar de pensar en Ro.
Necesito saber que está bien.
Mis suplicas no son escuchadas y una vez más me duermo sin tener noticias de ella.
Mis sueños no son sueños.
Cada vez que me relajo un nuevo recuerdo viene a mí.
Algunos son tan vividos que estoy segura que los dueños de los murmullos me han oído llorar a gritos.
Pero poco me importa.
En mi mente he visto sacrificarse a mi abuelo.
Por mi culpa.
He visto a mi madre morir.
Por mi culpa.
Como mi padre lloraba desconcertado, sin saber el porqué.
Por mi culpa.
Todo por mí.
Por mucho que dijera mamá, yo no soy la Elegida. No soy un alma pura. No puedo serlo.
Soy un monstruo. Llevo una bestia en mí, a la que no puedo controlar.
No soy el milagro que todos esperaban.
Soy la maldición que todos temen.
Quizá después de todo sea mejor no saber nada de Ro, que se mantenga lejos. No quiero hacerla daño a ella también, es lo único que me queda.
Empiezo a llorar.
Intento desesperada, que las lagrimas se mantengan dentro, pero no soy capaz. Estoy descontrolada.
Escucho unos pasos.
Se acabo.
-¡Matad me! ¡Matad me de una maldita vez!
Los pasos se detienen para reanudar la marcha. Parecen dubitativos.
Por fin, siento que alguien se acerca.
Pronto todo habrá terminado.
La voz de mi madre suena en mi mente <<No puedes morir, hasta el día de la elección>>. Pero no importan, por que no es cierto. Yo no soy la Elegida. No hay ninguna elegida.
Sólo quiero que esto termina ya, por favor.
Siento una presencia junto a mí.
¿Y si es Rousse? No por favor, no quiero lastimar la.
-No llores -es una voz masculina. No es Rousse, el alivio y la decepción me atontan-. No llores, no vamos a herirte.
Mi nivel de histeria aumenta.
-¿Y qué hago aquí... dónde quiera que este? Mira, no me importa. Sólo -dudo, ¿y si no lo sabe? Seria ponerla en el punto de mira- no hagáis daño a nadie, por favor. Acabad con esto de una vez, matad me o lo que sea. Terminar.
-No vamos a matarte, queremos ayudarte. Es nuestro deber; proteger a la Ele...
Elegida.
-¡Yo no soy vuestra elegida! ¡¿Estáis todos locos o qué?! ¡Yo soy un monstruo! Y estoy cansada de ser lo. No quiero a nadie, por favor.
-Claro que eres la Elegida. Que estés lo demuestra aquí. Entiendo que todo te tiene que resulta muy duro. Pero no estás sola.
Estoy completamente sola.
Pero estoy demasiado agotada y no quiero seguir discutiendo. Si él no quiere acabar con esto lo haré yo, en cuanto me encuentre algo mejor.
Finjo dormir hasta que siento que se aleja.
Suspiro.
Empiezo a cantar entre susurros, la música siempre ha sido mi salvoconducto, mi cura, mi refugio.
Río al darme de la canción que canto, “Monster” de Imagine Dragons, supongo que es apropiada.

********************

Despierto al sentir unos brazos mecerme.
Suelto un inteligible “¿Qué?” y escucho un suspiro antes de recordar todo. Retrocedo al lado contrario de la fuente del sonido.
-Tranquila, tranquila. Soy yo -es la misma voz de antes-, anda es verdad, no sabes mi nombre... Me llamo Jack.
-¿Y qué me importa?
-Pues...
-¿Vas a matarme ya?
-No -su voz suena dura, está enfadado-. Supera lo de una maldita vez. Eres la Elegida. Te vas enfrentar con muchos Espectros antes del Día de la Elección. No eres un monstruo, no voy a herirte, nadie de por aquí lo hará, jamas. Queremos protegerte, y más te vale que confíes. -coge aire- Mira, supongo que es muy duro. Lo mio no es ni la mitad y cuando me entere... Me encerré un mes entero y estuve llorando todas las noches. Supongo que es verdad lo que dicen; los li... -carraspea- somos unos inmaduros -puedo sentir su risa-. Te traje algo de comida, llevas días aquí tumbada, debes de estar hambrienta.
Mi estomago parece despertar de su letargo al captar un olor dulzón.
Me digo a mi misma que no estoy alargando nada, sólo estoy cogiendo fuerzas para acabar con esto bien.
Carraspeo.
-Muchas gracias... Yo soy Saoirse -no hay razón para ser descortés
vuelvo a sentir su risa cerca de mí.
-Encantado, Saoirse. Nunca pensé que la Elegida pudiera ser tan guapa.
No estoy para halagos mismo. Pero intento sonreír.
-Bueno, ¿Jack? ¿Puedes encender la luz o velas o lo que sea haya donde quiera que estemos para que al menos pueda ver la comida?
Él enmudece.
-¿Qué? ¿Tengo que comer a oscuras?
-No... No es eso... es... todas las luces están encendidas, y aun se puede ver el sol.
-¿Qué dices? Yo no veo nada.
Él enmudece de nuevo.
-Serch, mírame por favor -me pide. Obedezco.
Puedo sentir como su cuerpo se paraliza frente al mio.
-Serch...
Genial.
Ahora estoy ciega.



Nota de Disculpa

¡Hola! Veréis he decidido hacer esta entrada por propia iniciativa. Para presentarme un poco a vosotros, agradecerle a mis lectores que me leáis y si; disculparme.
Pero lo primero lo primero:
Erika Monsem es mi seudónimo, el que utilizo aquí, en Google+. Pero por si queréis echarle un vistazo a mi otro Google+ (el personal), aquí lo dejo: Google+.
Sólo por si queréis visitarlo, no os sintáis obligados, eh (¡Miradlo!¡Miradlo!).
La historia que se relata en este blog es íntegramente mía. Por lo que, y aprovecho para ponerlo aquí, si alguien quisiera citar algo de esta historia agradecería que se mencionara la autoría o a este blog (aunque claro eso no va a ocurrir nunca, ¿Quien te crees qué eres? ¿Bécquer quizá? ¡Por favor! ¡Oh, cállate voz interior!)
Como os acabo de decir esta historia es mía. Uno de mis mucho borradores que, quizá, algún día aspiren a novela. Y vosotros con vuestras mentes quisquillosas inteligentes os preguntareis: ¿Qué tiene esta historia que la diferencie de las otras que hayas escrito? Pues hay va la respuesta: ¡Nada! Esta historia no tiene nada que la haga especial o diferente de las otras. Entonces, ¿cual es la razón por la cual subes esta y no otra? Buena pregunta ¿Pero se puede saber a quien se supone que estas hablando? ¡Vas a parecer una loca!: Si me he decido a subir esta historia asido todo por arte y gracia de una amiga (que por cierto también tiene blog y os ordeno que lo miréis: Noctis) Y si he seguido con esta disparatada idea asido por vosotros, mis lectores ahora que no te lea nadie y ya has quedado mal ¡Oh! Calla. Por vuestros comentarios tanto aquí, en blogger, como en twitter, ¡muchísimas gracias por eso! Ya vuelve a hablar sola. Bueno, por eso y por leerme. De verdad que no sé porque lo hacéis, no sé que le veis a esta historia. Pero os estoy muy agradecida y espero que no dejéis de verlo.

Y por ultimo...

Quería disculparme con vosotros, con los que me leéis. Sé que no subo capítulos con asiduidad y que, de hecho ahora, subo con menor regularidad aun. Pero tiene sus porqués: estoy teniendo unos meses de lo más ajetreados , con escasa y muy mala conexión a Internet (con mala conexión a Internet ¿Qué raro suena eso, no?). Sé que no son razones suficientes. Pero ya veis, ahogo lo que puedo.


Y bueno ya esta, ya me despido menos mal estaba empezando a cansarme. Sin más, espero que disfrutéis del capitulo (:    

domingo, 3 de agosto de 2014

Capitulo Doce

Está lloviendo, gotas húmedas resbalan por mi cara. Sin embargo, hace un calor sofocante.
Siento un movimiento de vaivén de bajo de mi,como si alguien o algo me estuviera arrastrando.
Mi cabeza palpita. Durante un instante de pánico me doy cuenta de que no recuerdo nada, ni siquiera mi nombre. Antes de que todo vuelva a mi, y el pánico se ha sustituido por terror.
Intento abrir los ojos varias veces. Pero mis parpados pesan mucho más de lo que estoy acostumbrada.
Me revuelvo. No sirve de nada. Algo me agarra y la vuelta del pánico hace que consiga abrir a mis ojos. Unas manchas oscuras obstaculizan mi visión, pero puedo ver algo parecido a unas manos (demasiado peludas y huesudas) alzándome del suelo.
Cuando el ser me levanta puedo observar que estoy en una explanada de arboles, hay una pequeña construcción en medio del claro, pero está ardiendo. ¿Cómo he llegado yo hasta aquí? ¿La sombra me trajo? ¿Ellas pueden hacer eso? ¿Por qué la casa está en llamas?
Entonces uno el dolor palpitante e insoportable de mis manos con el fuego de la casa.
Supongo que yo hice esto -si es que realmente puedo hacer eso-. Tengo que aprender a controlarme. Sea como sea que esto se controla.
Antes de girarme para ver a mi salvador(o secuestrador según se mire), veo algo más.
El vello de la nuca se me eriza. Al principio me calmo pensando que otra de esas manchas oscuras  que me impiden la visión. Pero no, es escarlata y se extiende por el suelo de hojarasca.
Y entonces caigo en un sueño.
 Estoy en el salón de una casa enorme, hay una vieja chimenea de piedra justo en el centro y, al lado, un par de sofás, una mecedora y una mesa de cristal sobre una gran alfombra de color azul.
Hay una pareja en uno de los sofás.
Un momento. Creo que recuerdo esto, ¿cómo es posible?
¿Qué se supone que es esto?
Me fijo en la pareja. No puedo verle la cara al hombre, pero estoy segura de que es padre, Dean. Está abrazado a una mujer. Mi madre. Y está embaraza, de mi.
-¡Mamá! ¡Mamá! -una niña se acerca corriendo al sofá. Tendrá unos diez años, es delgaducha y alta, una maraña de rizos cobrizos enmarca su cara, pálida y algo pecosa. Rousse. 
-¿Cómo que mamá? ¿Y qué pasa conmigo? -Parece feliz, parecen felices.
Rousse sonríe, se coloca de rodillas en el sofá, en medio de nuestros padres, y le obsequia con un beso en la mejilla.      
-Nada, a ti también te quiero, ¿ves?
Él ríe.
-Bueno a ver, ¿qué querías?  
Ro muestra un libro.
-El abuelo Charlie .¿el abuelo Charlie? Ella lo conoció- me lo ha prestado, dice que puedo leerlo, ¿puedo? ¿Por favor?
Hace un puchero.
Nuestros padres cruzan una mirada, primero papá suspira y luego mamá asiente. Es infinitamente extraño volver a llamarlos “papá y mamá”.
Rousse sonríe y les abraza antes de ir corriendo a sentarse en la mecedora.
Entonces me fijo, mi madre parece muy enferma, como si padeciese algún tipo de enfermedad que le consumiera. Oh, ¡cierto! La padece, yo.
Intenta levantarse pero no lo consigue y vuelve a caer al sofá.
-¡Cariño! No deberías haber hecho eso, ¿qué te ocurre? ¿Quieres algo? ¿Un vaso de agua? -mamá no contesta. Se ha quedado inmóvil, mirando su vientre- ¿Cariño? Dime que te pasa, ¿estás bien?
Los ojos de mi madre se empiezan a llenar de lagrimas y después los alza, buscando los de mi padre -Ha llegado el momento -dice, y se pasa las manos por el vientre sin dejar se sonreír y llorar a la vez.
-¡¿Qué?! ¡Oh no! Voy a llamar ahora mismo a una ambulancia.
-¡No! No, no llames a nadie.
-¡¿Qué?! Pretendes traer a nuestra segunda hija al mundo... aquí?
Mamá asiente
-¿A qué vienen esos gritos? -es Chad pero no parece Chad- ¿Hija?
Otro gesto de asentimiento por parte de mi madre.
Charlie pone gesto serio y mira a mi padre y a Rousse.  
-¿Qué pasa con...? -mi madre alza una mano. Impidiéndole continuar.
Acoge las manos de mi padre entre las suyas y le da un beso antes de agacharse para abrazar a Rousse y darle un largo beso en la frente.
Vuelve a coger las manos de papá.
-Perdóname por esto Dean.
-¡¿Qué?! ¡No! Mierda, Aheleen. ¿Qué está ocurriendo? ¡¿De qué narices habláis?!
-¿Mami? -Rousse está temblando.
Maldita sea. ¡Yo! ¡Yo soy la culpable de la destrucción de mi familia! ¡Soy un monstruo!
Me sorprende ser capaz de llorar en esta especie de trance. Pero mis lagrimas precipitan hacia al suelo con un sonido ahogado, formando un pequeño charco.
-Tengo que salvaros. Os quiero. No voy a permitir que se cumpla esta estúpida profecía. Al menos no esta parte.
Mi padre tiene a Ro en brazos que llora contra su hombro.
-¿A qué te refieres, Aheleen? ¿Qué parte de la profecía?
Mi madre cierra los ojos antes de hablar. No sé si por el dolor que esto le causa o por el de mi nacimiento.
Abre los ojos antes de hablar, mirando fijamente a mi padre.
-Espero que recuerdes que te amo. -comienza a entonar una melodía. No distingo lo que dice, habla demasiado rápido. Sin embargo, no sé como, puedo distinguir palabras en irlandés y... En latín.
Cuando termina su melodía todo está en silencio. Papé y Rousse están callados con la mirada perdida.
Chad coge a Rousse entre sus brazos y arrastra a mi padre por los hombros.
-Los llevare a un lugar seguro. Volveré pronto.
Mamá asiente, antes de comenzar a gritar.

                        **************************************************

Un parto no es bonito. Sangre y gritos. Nada agradable.
Cuando mamá cae desmaya de puro agotamiento Chad ya está lavando al bebe. Quiero decir: a mí, me está lavando a mí..
Resulta muy extraño verse así. Un bebe larguirucho, sonrosado y con unos pocos cabellos dorados. Nada en especial. La causa de la muerte de Aheleen Evans. Tan solo un bebe lloroso. La destrucción de la familia Evans. Un monstruo en el cuerpo de una niña. Una bestia dentro de mí.
La casa empieza a retumbar. Ruidos de golpes por todas partes. Gritos. ¿Qué está pasando?
Más golpes.
-Aheleen, Aheleen despierta. Chad, mi abuelo, me sostiene en uno de sus brazos mientras que con el otro zarandea a mi madre- ¡Aheleen! -me deja un momento en el regazo de mamá y le inspecciona el rostro.
Me invade el pánico. Y sí... ¿Y si ya la he matado?
-Aheleen vamos, tienes que despertar -Chad luce impaciente pero persiste con los susurridos.
-No puedo hacerlo yo todo hija. Despierta, sé que puedes oírme. Tienes que salir de aquí, tienes que salvar a tu pequeña.
Los ruidos aumentan.
Chad tiene la pinta de haberse bebido cinco tazas de café solo seguidas.
-¡Aheleen!
Mamá abre los ojos con fuerza y yo suelto todo el aire que no sabia que había estado conteniendo.
Sus ojos primero recaen en mi abuelo y luego en mí. Pasa el dorso de su mano por mi mejilla y mira a Chad.
Tiene pinta de querer decir algo pero unos ruidos, como de pisadas, la interrumpen. ¿Es qué existen los gigantes? Los pasos resuenan tanto que yo diría que sí.
Las pupilas de los ojos de mi madre se contraen de terror y Charlie está lívido.
-Ya están aquí -dice- acaban e conseguir romper la protección del jardín. No tardaran mucho más con la de la casa; así que sera mejor que tú y la pequeña os vayáis y rápido.
Mamá asiente, me coge en brazos y se pone en pie.
-Rousse y Dean siguen asimilando el hechizo, los he dejado con Jeff y el pequeño Eliott, los sacaran del país en cuanto aparezcas.
Ella se queda paralizada.
-¿Cómo que en cuanto aparezca? ¿Y tú?
Las arrugas alrededor de los ojos de Chad desaparecen y adopta una postura paternal.
-Cariño, he vivido mucho. He sido más feliz de lo que soy capaz de recordar y sin duda mucho más de lo que merecía. Pero ya es hora de que me reúna con tu madre. Os cubriré cuando ellos aparezcan, te protegeré tanto como me sea posible. ¿Quien sabe? Quizá tú también te puedas librar de la maldición.
Maldición. Justo lo que necesitaba oír. Yo ya sabia que esto de la profecía no es mas que una maldición encubierta. Pero no necesitaba que me lo recordaran. Gracias abuelo.
Mamá asiente de nuevo y empieza a correr hacia la chimenea, espera; ¿la chimenea?
-Espera Aheleen -ella se gira- ¿Ya has decidido su nombre?
Mamá sonríe y me mira.
-Saoirse.
Chad suelta una pequeña carcajada
-Muy apropiado.
Y precipita hacia unas escaleras que descienden hasta la entrada.




lunes, 23 de junio de 2014

Capitulo Once

La ira que siento se entremezcla con el dolor y la desesperación, pugnando por salir; como un volcán apunto de entrar en erupción.
-Ni se te ocurra tocarle un pelo a Rousse.- el esfuerzo que tengo que hacer para hablar hace que las palabras salgan arrastradas de mis labios.
Él parece sorprendido de que haya conseguido hablar. Yo también lo estoy.
-Tranquila, no me acercare a tu hermana, siempre que el día de la elección, el cuadragésimo sexto aniversario del Cruce de Sangre, elijas bien.
-¿Qué...?
Se endereza más rápido de lo que mi mente es capaz de procesar.
-Ya entenderás todo en su momento, Elegida. 
<<Elegida, cruce de sangre, elección>> Creo que me estoy mareando.
-Bastardo -es lo único que consigo decir.
Y en una carcajada es lo único en lo que le afecta.
-En eso te equivocas querida. Fui un hijo legitimo. Hijo de dos de las más poderosas personas de mi siglo. -¿Siglo?- Y voy a volver a serlo. Tú te vas a encargar de ello.
 -¿Y qué pasa si me niego?
Su risa es puro hielo, cortante, fría.
-¿Es qué no te ha quedado ya lo suficientemente claro?
¿Estoy muriendo? Duele como si lo estuviera.
Todo está oscuro, todo está frío. 
Distingo un haz de luz e intento aferrarme a él. Pero está demasiado lejos. Inalcanzable para mí.
Y grito. Grito más fuerte de lo que jamas he gritado. Grito con todo lo que llevo dentro. Grito por todo lo que estoy sintiendo ahora, el frío, la quemazón. Todo se entremezcla creando una insoportable sensación de dolor. Sigo gritando, porque estoy muriendo.
Estoy cayendo, recto. Hacia un vacío, un vacío del que no podre volver. 
Antes de que mi cuerpo estalle y yo muera me sorprende no ver a Rousse entre mis recuerdos.
Y me sorprendo aun más cuando aparece la imagen difusa de Eric.
Hasta que dejo de sentir.

********************************************************************************   


Cuando abro mis ojos, la luz blanca que mis retinas un momento.
Por un instante todo es tan real que creo que todo asido un mal sueño; hasta que me doy cuenta de que no estoy en ningún lugar reconocido.   
Estoy flotando sola en un mar de blanco y dorado.
¿Estoy en el cielo?
Escucho una pequeña risa armoniosa. Y me giro, buscando la fuente del sonido.
Estoy completamente sola.
-Mi pequeña -hay un matiz triste en la voz. Indudablemente de mujer.
Como por arte de magia se materializa ante mi una mujer.
Doy un pequeño brinco, asustada. Aunque pensándolo bien... ¿De qué?
Obviando el hecho de se acaba de aparecer de la nada. La mujer parece inofensiva.
-¿Quién eres?
Es alta y delgada. Indiscutiblemente bella. 
Ella sonríe, pero su sonrisa es triste.
Algo en sus ojos llama mi atención, un destello de plata.
Empiezo a observarla mejor.
Su piel se ve pálida y tersa. Tiene los labios finos y del color de las cerezas.
Sus ojos, sus ojos son del mismo color que los míos. Aunque la forma es distinta.
Su cabello es cobrizo y dorado. Casi como el de Rousse.
Me atraganto.
-¿Ma... Mamá?
Ella asiente.
Se acerca a mí, con los brazos extendidos y yo retrocedo. Una expresión de dolor cruza su cara, pero no puedo evitarlo.
-¿Pero... tú, no habías...?
Suspira y cierra los ojos.
Estoy viendo a mi madre (mi madre de verdad, no un espectro haciéndose pasar por ella) muerta suspirar, ¿mi mundo se puede volver más extraño?
-Hay varia cosas que debes saber, pero yo no puedo contártelas todas, para eso estaba Chad...
-¡¿Qué tú mandaste a Chad a matarme?! ¡¿Mamá cómo has podido?! 
Me mira, serena, y con eso me calmo.
-Escucha todo lo que voy a contarte antes de interrumpirme, ¿quieres? Sí yo a Chad que fuera tu guía. Él no era el ser que tenias delante hace unos minutos. Y sé que en el fondo lo sabes. Quería que, ya que no podía ser yo, fuera algún familiar quien te ayudara con esto -fija sus ojos en los míos antes de continuar- cariño, Chad es tu abuelo -¿que Charlie qué? Sí venga, ¿y qué más?- sé que ahora mismo no me crees, pero te juro que te estoy contando la verdad. Cuando mi padre, tu abuelo, traspaso El Cristal, decidió ser un guía, para intentar ayudarme con esto, si resultaba ser yo la madre de la Elegida. -¿Otra vez con eso?- Y resulto que sí. Veras, yo no era nada especial. Una bruja más, con una empatia especial con la magia ígnea, ese era mi poder -la miro incapaz de comprender- sin embargo esto mismo fue lo que bastó para llamar la atención de los Oscuros. Después de todo, no habido una bruja ígnea en Wicklow desde hace siglos. Por eso ellos sospechaban que mi hija seria  la Elegida. Rousse estaba apunto de cumplir cinco años cuando huí con ella y tu padre a Burren. Sabia que no bastaría, mudarse al extremo opuesto del condado no haría mucho. Pero yo no podía salir de Irlanda. Además en Burren vivía tu abuelo. Cuando nos vio llegar supo que algo no estaba bien. Tuve que contárselo. Y él también me contó algunas cosas. Rousse no era la Elegida. De hecho, Rousse no tiene sangre de bruja en sus venas. De serlo, yo habría muerto en su nacimiento. Ya que estaba escrito que el día en el que La Elegida naciera, sus progenitores tendrían que marcharse. Hice todo lo posible por salvar a tu padre. Aunque para ello tuve que hacer que se olvidara de mí. Tuve que hacerle un hechizo Delusion; al igual que a tu hermana. Ambos eran humanos corrientes, asimilaron bien el hechizo. Contigo sin embargo no hizo falta hechizo. Nunca recordarías nada relevante de tu pasado hasta que fuera llegando el momento.
No me había dado cuenta de que estaba llorando.
-No te sientas mal. No te he contando esto para que hacerte sentir culpable. Sino por que el momento se esta acercando. 
-Pero yo... Mamá, hay tantas cosas que... ¿Por qué yo? ¿Que se supone que es lo qué puedo hacer? Ojala supiera como... Ojala supiera que hacer. 
Se acerca y me abraza y esta vez no me aparto.
-Mi pequeña valiente -ella también está llorando- Sé que hay muchas cosas que aun no comprendes, y siento no poder ayudarte con eso. No puedo contarte mucho más. -se agacha un poco, para que nuestros ojos se encuentren, aunque no hacia falta. Soy casi más alta que ella- Pero respecto a tus poderes y por que eres la Elegida; sí puedo ayudarte. -se para un momento y suspira antes de continuar- Controlas todos los tipos de magias que existen y tienes una afinidad increíble con la magia de los elementos. Eres la hechicera más poderosa que el mundo ha tenido.
Me quedo mirando un punto lejano. Asimilando todo lo que me ha dicho.
¿Por qué no puedo dejar de pensar que ella está siendo sincera, qué todo esto es real?
Se siente cómo si todo tuviera sentido ahora. Aunque todo carezca de ello.
Cuando vuelvo a mirarla a los ojos, sé que tiene razón. Que todo es cierto por muy inaudito que suene.
Es entonces cuando prosigue.
-Pero no eres la Elegida por eso. Eres Pura. El ser más puro de todos los mundos. Es por ello que puedes ver a través del Cristal que separa vivos y muertos. Es por ello que distingues Almas de Sombras. Y eres aun más pura de lo que todo el mundo pensó si realmente eres capaz de distinguir unos espectros de otros. -lo dice con orgullo. Y sonrío.
-Pero mamá... El cruce de sangre, la elección.. ¿Qué es todo eso?
Suspira.
-No puedo contártelo todo cariño, pero lo intentare. 
>>Hace mucho tiempo, demasiado como para estar seguros de la fecha. Hubo una guerra entre Brujos Irlandeses y Brujos Latinos. Fue un autentico genocidio. En medio del caos, un latino, hastiado de la luchas, pidió la unión de los pueblos. Hubo reticencias por supuesto, los bandos se dividieron entre los brujos que querían aceptar y los que no, hubo luchas internas, hubo muertes entre hermanos. Hubo divisiones incluso entre las Almas; sin embargo, se acabo aceptando. El veintiuno de Diciembre, cómo conmemoración a la noche más larga, latinos e irlandeses mezclaron sus sangres, sus almas, sus poderes. 
El mundo de los muertos se volvió un caos, muchos intentaron cruzar el Cristal y volver a la vida, no dispuestos a aceptar el mestizaje. Por ello nació la Serpiente,. La Serpiente es una guardiana, su deber era poner orden. Para ayudarla en la tarea, algunos brujos renunciaron a sus otros poderes y se convirtieron en hombres-lobo.  Pero algunos de ellos comenzaron a oír a sus antepasados, se volvieron malvados, e intentaron convencer a la Serpiente tomara partido. Cuando el resto de licántropos se enteraron, hicieron un cambio, para diferenciarse. Se volvieron lobos blancos. Mientras que los que habían escuchado las voces se volvieron lobos negros.
La visión fugaz de un hermoso lobo de pelaje oscuro cruza mi mente.

-La Serpiente es de naturaleza neutral, pero empezó a doblegarse a los Oscuros. Todo estaba empezando de nuevo, pero aun peor. Por ello se escribió una profecía. En está profecía se  relataba el nacimiento de un alma pura. Tú. Este seria un ser extremadamente poderoso, su misión seria tomar partido, dotar de libertad -entonces se me ocurre, Saoirse, eso es lo que significa en irlandés, libertad- o no... Entre otras cosas que no te puedo contar.
-Y después de toda una vida siendo acosada por sombras, ¿pretenden que tome partido por ellas?
Veo en los ojos de mi madre un destello, hay más.
-Las cosas nunca son tan fáciles, cariño. -es lo único que dice.
Quiero saber más, hay tantas cosas en mi cabeza.
Pero me interrumpe.
-Sera mejor que abras los ojos y vuelvas al mundo de los vivos dormilona. 
¿Dormilona?
-¿Cómo que vuelva? ¿No se supone que estoy muerta?
Ella sonríe, cansada y triste.
-No puedes morir, no hasta el día de tu elección.
¿Pero cómo...?
-Mamá, ¿qué pasara si no tomo la decisión correcta?   
Ella cierra los ojos.
-Yo confío en ti.
-Dímelo.
Sus ojos se encuentran con los míos una vez más antes de contestar.
-Que el mundo tal y como lo conoces sera destruido.

  

      

sábado, 21 de junio de 2014

Capitulo Diez


-Así que te llamas Charlie Louis -asiente, aunque no era ninguna pregunta.
-Me puedes llamar Chad -esta vez asiento yo.
-¿Me vas a seguir llamando alucinación, no?
-Sí -no pretendía decirlo, pero al fin y al cabo es la verdad.

En estas cuatro semanas he descubierto que: hay algunas alucinaciones buenas -aunque no me termino de creer esa parte- llamadas Almas, Chad es el Alma que confundí con un botones.
También han desaparecido más  de la mitad de las  extinciones de las pastillas azules que me receto el psicólogo, ¿para qué seguir tomándolas si Almas, espectros y demás espectros de locura siguen hay?

Observo a Chad mientras pienso en todo esto, en el hecho de que hay algo mal en mí, en el hecho de que yo puedo ver y hacer cosas que los demás no y me siento apunto de caer. Tiene que haber algo malo en mí.
El sentimiento que comienza a formarse me obliga a apretar la mandíbula, para no gritar o llorar. Desde que Charlie apareció me llevo preguntando el porqué.
Observo a Chad, el parece estar enfadándose por mi ataque de debilidad. Eso me enfada, yo no le elegí nada de esto. Así que no tiene derecho a enfurruñarse conmigo.
-¿Por qué sigues apareciendo? -es una pregunta que ya le hecho varias veces, pero que no puedo evitar que escape de mis labios una vez más- ¿Por qué eres bueno conmigo? ¿Por...?
Chad me corta con un suspiro.
-Porqué, soy un Alma, y las Almas somos buenas.
No estoy segura de que su forma de ignorar mi primera pregunta se pueda caracterizar de sutil.
-¿Alguna vez dejare de verte?
-Con suerte, no.
Con suerte. ¿De verdad? Con eso entro en cólera, creo que tengo que trabajar en mi temperamento pero ahora mismo no soy capaz de concentrarme en otra cosa que no sea la increíble sensación de ahogo. Empiezo a respirar con dificultad.
-¿Nunca? ¿Ni siquiera... Tomando pastillas para esquemáticos o algo así?
Chad parece enfadarse cuando le pregunto.
-No, no, no estas loca, ¡¿Tanto te cuesta entenderlo?!
Suspiro.
-Chad, estoy loca. Tengo alucinaciones, hablo con ellas; veo... Cosas que los demás no, que no debería ver. ¿Locura? ¿Donde?
Chad parpadea, ahora sí que está enfadado.
-¡No estás loca! -grita- ¡¿Tanto te cuesta asumir que eres especial?!
-Ya sé lo “especial”, eso es lo que los psicólogos les dicen a tus familiares cuando van a la consulta, para llamarte “loca”.
Por un momento el Alma desaparece y parte de la angustia que siento se va con él. Pero vuelve en seguida, provocando la vuelta de mi angustia con más fuerza.
-¡No! ¡No me refería a eso! -me mira un segundo- Dime una cosa, cuando ocurrió el terremoto, ¿qué sentiste?
-¿Que sentí de qué?
-¿Me estás diciendo acaso, qué no sentiste que eras tú quien lo dominaba?
Me quedo pasmada por varios segundos reproduciendo sus palabras.
Hasta que me doy cuenta. Pero él no puede saberlo, ¿no?; eso algo que me encargado de mantener oculto, ya me ocupe de desterrar esas absurdas sospechas al fondo oscuro del baúl en mi mente.
 Él no puede saberlo,  simplemente no puede saberlo, ¿verdad?
Me muerdo el labio. Vale, a ver; él no puede saberlo. Pero, ¿y si lo sabe? Tengo que averiguar, fingir confusión, no mostrarme tensa.
Dejo de morderme el labio.
-¿Ah... A qué te refieres?  -mi voz suena muy demasiado aguda y me maldigo.
Chad me observa, frío, calculador. Si es un Alma, ¿por qué me así? En estos momentos que las sombras sin cara. Casi me das miedo que el que yo me doy misma.
-Tú sabes a lo que me refiero. -el vello de mi nuca se eriza.
-Ummmmm... No.
-¿Pretendes hacerme creer qué ni siquiera sospechas tú has provocado el terremoto, el trueno o la nevada? -me siento cómo si me hubiesen dado una patada directa en las costillas y me dejo de respirar.
-¿C... Chad pero qué dices? -le miro, apenas veo nada- ¿Chad dónde estas? Para de moverte ¿Chad qué...? -mi voltea a causa del invisible manotazo.
-¡Calla! -me quedo sin voz- Escuchame estúpida , sé que sabes a lo que me refiero.
-No, yo no...
-¡Te ordene silencio!
Mis ojos se cierran con fuerza y me muerdo el interior del labio reprimiendo las ganas de llorar.
No entiendo que es lo que ocurre <<¿Por qué?>> quiero preguntar. ¿Por qué yo? ¿Por qué yo pudo ver todas estas cosas? ¿Por qué puedo provocar desastres naturales? ¿Por qué no soy capaz de recordar a mis padres? Hay demasiadas dudas, que se quedan en mi garganta, incapaces de salir.

Abro mis ojos y todo lo que puedo ver es un infinito oscuro y desolado.
Y el espectro “amigable” de Charlie. Aunque puedo distinguir una tonalidad diferente, oscura, en sus ojos. Lo que antes era su sonrisa amable se convertido en una mueca afilada y discordante.
Una pesada tristeza me invade,mis ojos abnegados de lagrimas ardientes.
-Oh -se agacha para que nuestros ojos se encuentren.- La Elegida no puede ser tan débil. -su voz denota burla y crueldad. Todo él apesta a crueldad, cómo si desprendiera ese tipo de olor por cada poros de su cuerpo.
-O quizá no seas tu al fin y al cabo. Quizá sea esa guapa hermana tuya, Rousse, la Elegida y tenga que hacerla pasar por aquí también a ella.
Si mi cuerpo me estuviese obedeciendo, el ser que tengo delante estaría reducido a cenizas.
-¡Oh! ¿Pero qué te ocurre? -ríe cuando mis sollozos aumentan- ¿Es qué no te gusta lo que ves?
En mi cabeza se agolpan mil imágenes de Ro siendo torturada de distintas formas, cada una más cruel que la anterior.
Pero cuando me pregunta, me doy cuenta de que ninguna de esas imágenes son reales. Porque él está aquí, delante de mí. Y no torturando a mi hermana.
Una nueva energía recorre mis venas.
La ira me inunda.
Porque yo tenia razón.
Porque no hay ningún Alma buena. Porque no hay nadie bueno en mi mundo de locos. 




domingo, 25 de mayo de 2014

Capitulo Nueve

Salto y me quedo bruscamente sentada en la cama.
A duras penas contengo el grito que atenaza mi garganta.
-Hola; siento mucho haberte asustado, no era para nada mi intención, pero me urge hablar contigo -bueno, educado es.
Hago un movimiento extraño con la cabeza para que continué.
Él se acerca y se sienta en la cama.
-Dime una cosa, ¿sabes qué es el Cruce de Sangre?
-Esto... No.
Asiente y me mira un momento.
-Es justamente por eso.
Parpadeo confundida.
-¿Por qué?¿Qué?
-Ahora mismo, estas demasiado confundida. Sí te explicara... Te confundiría aun más. -seguro que lo estoy mirando como una psicópata, pero hace como diez minutos me dijo que él ya estaba muerto, seguro que no se siente amenazado.
-Ah -y esta es mi ingeniosa replica.
Me doy cuenta de que él tiene razón, ya estoy lo suficientemente abrumada, no necesito más, gracias.
-Así pues, ¿eres capaz de distinguir unos espectros de otros -asiento, él también asiente y empieza hablar solo.
-¡Saoirse! -grita mi hermana por encima del ruido del agua- ¿Me puedes traer una toalla?, se me olvido coger una -sigo mirando a la alucinación, atontada.- ¡¿Serch?!
Me pongo en pie y voy hasta la cómoda, donde están las toallas.
Antes de llegar al baño, el Alma me llama.
-Seguiremos hablando -dice, creo que asiento. Y ya no está.
           

 *********************************************************************************

Rousse se coloca los mechones de cabello suelto detrás de la oreja por undécima vez.  
-Odio mi cabello -se queja.
-Pues a mi me encanta, te envidio -Ro me dedica una sonrisa de gratitud, pero yo lo decía en serio: Ro tiene un color de cabello precioso, entre cobrizo y marrón; yo:cabello de un soso castaño claro claro, casi rubio. Ro: cabello semi-ondulado, brillante y exuberante; yo: cabello semi-liso con vida propia, es imposible que dure más de dos minutos en su sitio; Ro: labios grueso, carnosos y rojos; yo: labios finos y pálidos... 
En lo único en lo que no la envidio son los ojos. Ella los tiene preciosos y verdes, pero los míos son  grandes y expresivos de un color plata con azul oscuro difuminado, difícil de encontrar.
Rousse se acerca a mí y me da un beso en la frente, como cuando era pequeña.

-No tienes porqué -dice y me sonríe- voy a intentar lo de los papeles de la casa, así podremos volver cuanto antes a Ibiza ¿vale? -asiento.
-Sí por favor, arregla los. -suplico, y Ro ríe un poco.
-Haré lo que pueda. -replica.   
Se levanta y va a girarse pero se detiene.
-Tomate las pastillas ¿vale? -suspiro.
-Vaaale -abro el cajón de la cómoda y cojo un pequeño bolsito blanco, dentro están mis primeros auxilios. Cojo un pequeño botecito de cristal lleno de pastillas azules y amarillas.

Rousse se vuelve a agachar y me abraza.
-Sabes que es por tu bien.

Rousse se cantea y se marcha cerrando la puerta.

Me quedo mirando el bote de pastillas durante varios minutos mientras los acontecimientos de las ultimas semanas pasan ante mis ojos. Abro el bote y cojo dos pastillas. 
Las aprieto en mi mano, suspiro y me levanto.
Miro el cubo de la basura un segundo más, dubitativa.
Cierro mis ojos un momento mientras respiro hondo.

Las pastillas azules precipitan al fondo del cubo con un ruido sordo.








Capitulo Ocho

-¿Seguro qué estás bien? -los ojos de Rousse, llenos de preocupación, me conmueven.
-Estoy bien -no lo estoy, tengo la sospecha de que  he sido yo quien provocado el terremoto, cómo con el trueno. Sé que es enrevesado, mas que eso, imposible. Ningún ser humano es capaz de  crear truenos o provocar terremotos.
Ha de haber alguna explicación lógica, igual que para mis alucinaciones. Sin embargo hay un maldito “pero” que no para de martillear me la cabeza.

Rousse me mira un rato más; siempre he pensado que mi hermana es muy guapa. Su piel pálida, sus labios carnosos y rojos, nariz pequeña, un cabello medio ondulado de un color perdido entre el cobrizo y marrón y sus ojos, de un color verde siempre cálido. Son los ojos que recuerdo al despertar de una pesadilla.

-Vale -mueve la cabeza de un lado a otro como para despejarse- Entonces me voy a duchar, creo que se me ha pegado un poco el olor del taxi. -Me río fuerte.
-Sí -bromeo- sera mejor que te des esa ducha, y rápido.   
Mi hermana me empuja suave y yo me río más. Creo que me estoy pasando un poco, pero la risa parece tener efectos medicinales. Así que disfruto de la sensación del aire saliendo a borbotones de mi garganta.
Ro hace un mohín enfurruñado y yo me sigo riendo.
Al final ella niega con la cabeza y sonríe.
Me abraza cuando me calmo y después desaparece tras la puerta del baño.

Me tumbo boca arriba en la cama de la izquierda, mi cama.
La cama es cómoda, el servicio de habitaciones ha traído chocolate con leche a la taza, y fuera el cielo esta de un gris precioso aun que no llueve ni hace frío.  Todo es perfecto, no creo que ni en Ibiza estuviese también.
Pero ojala estuviese allí.
Decido llamar a Al aun que no hace ni veinticuatro horas desde la ultima vez que hable con ella.
A los tres tonos salta el contestador.
-Este es el contestador de Alicia para mi madre, Ali para los amigos y Al para Serch -sonrío al oír esa parte. Cuando lo grabo me mando un mensaje diciendo que la llamara que era urgente, así que la llame preocupada, y después le dije en el contestador que era una capulla por asustarme, pero me estaba riendo, y se notaba.- si no te cojo el teléfono, es o por que no puedo o por que te estoy ignorando. Así que deja tu mensaje y ya te llamare si me apetece. -se escucha un pitido y cuelgo.

Cierro los ojos un momento y suspiro.
Al abrirlos, el Alma está aquí.